Federico González Frías

Antología.
Antología. Libros del Innombrable, Zaragoza 2008. Indice.
(Los dos textos que abren y cierran esta obra)

ALFA Y OMEGA

MAYÉUTICA

Desconocida hasta hoy Asclepigenia, de ti sólo tu nombre, tu ascendencia, cómo iba a sospechar que en el Río de la Plata se encontrara viva tu presencia por efluvios de Proclo el prodigioso varón, hijo de Hermes, insigne recreador de Platón y de la ciencia sagrada. Ni yo mismo creo algo así, me lo impide mi propia desventura, mi ignorancia, los cuarenta años pasados en la sombra de la caverna, el destierro del Sí que no quita mi visita al Olimpo. Y el tuteo reiterado con los dioses realizado con simples intuiciones y el recuerdo de los arquetipos aprendidos de la mente divina.

¡Magnánimo Proclo, cómo he venido a parar a estos menesteres que no se pueden explicar sino por la locura divina! Llenar quiero mi copa hoy vacía y honrar tu presencia permanente en mí, Asclepigenia, y en los que están a mi cuidado, milagro de amor no sujeto a las horas, ya que no hay muerte sino simultaneidad en la patria celeste, ni nadie que se niegue a compartirla.

Y allí estás tú sencilla y complaciente encarnación de la diosa a tiro de piedra de nuestras necedades y olvidos. Madre del saber (no me has hablado en griego) y la teúrgia, infalible guía en un camino sembrado de horrores e incertidumbres donde tu belleza y tu calor avivan perennemente la llama del deseo de llegar al último puerto, al lugar donde habitas, una vez que tus pares designen que mi menguada labor es ya innecesaria.

 

NOMBRANDO LO INNOMBRABLE

Hoy al despertarme en la mañana, durante el transcurso del día, al levantarme de la siesta, aparecen las manifestaciones de Dios que guardo siempre secretas.

Sus atributos, sus nombres, el de la Creación por la Palabra, la Luz, el Rayo, el Señor de ida y vuelta, el Siempre perenne, el que se autogenera, el Dios que se ignora. El que se recibe a Sí Mismo, el que no sabe quién es, el que no es sin mí. El que siempre te sume en la ignorancia. El escondido. El que No Es, el disfrazado de todas las cosas. El que se inventa a sí mismo.

¿Por qué esto es lo único que me interesa desde siempre?

El esquivo, el siempre presente, el principio y el fin y el Misterio, tú Mismo. Irremplazable, Arquitecto y Constructor del Cosmos, Sujeto y Objeto simultáneo, una Sombra, un vago Recuerdo, un gesto perenne y todo eso y mucho más en el vacío de tu mente que aparentemente no te conduce a nada porque no hay nada ni dónde, ni nunca, ni siempre, ni otra vez, ni lugar posible, aunque esta ignorancia es propia de tu Dios, la del precario Dios de González Frías, el que se acerca alejándose, al que recibes como huésped en tu casa, que no es sino un habitáculo de la suya, dicho todo esto sin demasiada pretensión, antes de que se produzca la distracción y el olvido.

El psicopompo Hermes Trismegisto, Quetzalcóatl, Gucumatz, Viracocha, el Padre Ñamandú, el Primero. El Señor de la quinta dimensión, del Silencio Absoluto. El Ser increado, el Dios es Amor nacido del Caos.

La perfección de las sefiroth de la Cábala hebrea, el de mi esposa la Shekhinah, los nombres divinos del Areopagita, el de la Moreneta, la Pilarica, la Sagrada Virgen de Guadalupe para los que somos guadalupanos, Nuestra Señora de Luján, el Santo Niño de Atocha, el Cristo Negro de Esquipulas, el cura de Ars, Teresita de Lisieux, la bendita ánima de los difuntos. ¿Quién será el Gauchito Gil?